Las Baterías Gallegas en la Guerra de Marruecos
Valor y fuego desde Lugo hasta África

Nacimiento de una unidad con carácter
El 3º Regimiento de Artillería de Montaña nació el 1 de abril de 1896 en la ciudad de Lugo. Su cuartel fue bautizado como “Las Mercedes” en honor a Dña. María de las Mercedes de Borbón y Habsburgo-Lorena, Princesa de Asturias y hermana del rey Alfonso XIII, quien además fue madrina de la unidad.
El regimiento quedó adscrito a la Octava Región Militar, con sede en La Coruña, y formaba parte de la 1ª División, 2ª Brigada, con guarnición en Lugo. Su primer coronel fue D. José Ruiz Soldado y Gómez de Molina, Conde del Peñón de la Vega.
En cuanto a su estructura, comenzó con una Plana Mayor y dos Baterías, aunque más adelante se crearon dos adicionales. Como curiosidad, para formar parte de la artillería de montaña se exigía una estatura mínima de 1,70 metros, lo que da una idea del esfuerzo físico que implicaba el servicio en terrenos tan complicados como los del norte de África.
El bautismo de fuego: Melilla, 1909
En julio de 1909, ante los ataques rifeños contra los intereses mineros españoles en el Rif, el comandante general de Melilla pidió refuerzos al Ministerio de la Guerra. Como respuesta, se movilizó, entre otras unidades, la 4ª Batería del 3º Regimiento, al mando del capitán Luis Fernández Herce.
Con sus 147 hombres, 10 caballos, 81 mulos y cuatro cañones de montaña Schneider de 7 cm, modelo 1908, fue integrada en el Grupo de Artillería de Montaña de la IIª Brigada Mixta de Cazadores del Ejército de Operaciones de Melilla.
Las primeras acciones no tardaron en llegar. La batería se distinguió en Tarfesit, donde su desempeño fue tan notable que les valió la Medalla Militar Colectiva. Más adelante, en el combate del Zoco del Jemis de Beni-bu-Ifrur, el 30 de septiembre de ese año, su actuación volvió a ser destacada.
1921: El desastre de Annual y el regreso a África
En 1921, tras el trágico Desastre de Annual, las tropas españolas en el norte de Marruecos quedaron desbordadas, y Melilla corría grave peligro. Como parte de los refuerzos enviados desde la península, el 3º Regimiento fue movilizado de nuevo, esta vez bajo el mando del coronel Antonio Durán Loriga.
Se formó el Grupo Expedicionario II, dirigido por el comandante D. Leoncio de Aspe y Bahamonde e integrado por:
- 3ª Batería: Cap. Jesús Quiroga Losada, Marqués de la Atalaya
- 4ª Batería: Cap. Fernando Casado Veiga
- 6ª Batería: Cap. José Argudín Zavildea
El grupo embarcó en el buque “Antonio de Satrústegui” desde El Ferrol el 26 de julio, llegando a Melilla el 30 del mismo mes. Desde allí se integraron en la 1ª Columna de Operaciones, al mando del general Sanjurjo, junto con unidades como el Tercio de Extranjeros, Regulares de Ceuta y varios batallones de infantería.
Fuego, sudor y gloria: las grandes acciones del Grupo

Entre 1921 y 1923, las Baterías Gallegas participaron en intensas campañas:
- Sidi Hamed el Hach
- Sidi Alí
- Zoco-el-Had
- Ocupación de Nador (17 de septiembre de 1921)
- Taxuda (10 de octubre)
- Monte Arruit (24 de octubre)
- Macizo de Uixan (18 de noviembre)
- Dar-Drius (10 de enero de 1922)
Pero su momento más heroico llegó en Tafersit, del 28 de mayo al 5 de junio de 1923. Esta zona montañosa, situada a unos 15 km de Dar-Drius, se había convertido en un obstáculo insalvable para el avance español. Allí, cerca de 3.000 rifeños resistían con fiereza. Ante la presión y los continuos ataques enemigos, se descartó una retirada, y se lanzó una ofensiva hacia Tizi-Azza. Las fuerzas del Tercio y Regulares, con el apoyo constante de las Baterías Gallegas, lograron finalmente conquistar la posición.
En este combate cayó el jefe del Tercio, el teniente coronel Rafael Valenzuela Urzaiz, pero se logró una victoria decisiva. El reconocimiento no se hizo esperar: por Real Orden del 16 de octubre de 1923, el grupo recibió oficialmente la Medalla Militar Colectiva por su valentía y eficacia en combate.

La artillería de la Legión
Durante estos años, la convivencia con el Tercio de Extranjeros fue tan estrecha que los legionarios comenzaron a llamar a los artilleros gallegos con un apodo lleno de admiración:
“Las Baterías Gallegas son la Artillería de La Legión”
El propio comandante Francisco Franco Bahamonde, por entonces jefe de la 1ª Bandera del Tercio, elogió su actuación tras la batalla de Taxuda, diciendo:
“En el frente, el comportamiento de las Baterías Gallegas es, una vez más, admirable; ven llegar al enemigo a corta distancia y siguen su fuego sin que se separe ninguno de sus soldados. Todas las alabanzas me parecen pocas para esos oficiales y soldados que, como verdaderas baterías de acompañamiento, siguieron a las guerrillas de la Legión.”
Por Jesús M. Guzmán Villaverde
Artículo completo en El FARO DE CEUTA