Historia y evolución

HISTORIA Y EVOLUCIÓN DE LA AGBS

Nacimiento y evolución del empleo de sargento en España

El empleo de sargento tiene sus raíces en el desarrollo histórico y militar de España, remontándose a los albores de la institución militar en el país. A lo largo de los siglos, el término "sargento" ha evolucionado y desempeñado un papel crucial en la organización y funcionamiento de las fuerzas armadas españolas.

Sgto., arcabucero y piquero siglo XV

Se puede rastrear el nacimiento del empleo de sargento en España hasta las postrimerías del siglo XV, en la época de los Reyes Católicos. En aquel entonces, se estableció por primera vez el empleo militar como una figura de autoridad y mando dentro de las unidades. Desempeñaban funciones importantes en el liderazgo y la organización de los soldados en el campo de batalla, además de ser responsables de la disciplina y la formación de las tropas.

Con el paso del tiempo, el rol del sargento fue evolucionando para adaptarse a las necesidades cambiantes de las fuerzas armadas. Se consolidó como un escalafón intermedio entre la oficialidad y la tropa, responsabilizándose de la formación, instrucción y coordinación de los soldados en diferentes unidades y especialidades. También nacieron nuevos empleos de suboficial necesarios para el funcionamiento de las unidades, como el de brigada.

Antes de 1974, la formación de los sargentos del Ejército de Tierra en España se regía por un sistema de instrucción y promoción interna dentro de las propias filas militares. A continuación se detallan algunos aspectos relevantes de su formación antes de esa fecha:

Escuelas de formación militar
Los sargentos del Ejército de Tierra recibían su formación principalmente a través de la práctica y la transmisión de conocimientos en el seno de las unidades militares. No existía una academia específica para su formación, por lo que gran parte de la capacitación se realizaba en el contexto operativo y de servicio diario.
Promoción interna
La promoción al empleo se basaba en la experiencia, aptitudes y méritos del personal militar que aspiraba a alcanzar ese rango. Se valoraba la trayectoria, la disciplina y el desempeño en las tareas asignadas como criterios para ascender a sargento. La elección de aspirantes para hacer el curso la hacían sus oficiales directos, sin mediar oposición.
Cursos y formación complementaria
Se impartían cursos y programas de formación complementaria para los militares que habían sido elegidos. Estas capacitaciones abarcaban materias técnicas, tácticas y de liderazgo, con el objetivo de preparar a los futuros sargentos para asumir responsabilidades dentro de la jerarquía militar.
Formación

El curso constaba de dos partes. Una primera por correspondencia, con supervisión de la unidad de destino, la segunda era presencial de seis meses de duración en la Academia del Arma o centro de formación para especialistas. Los alumnos eran Cabos 1º designados por su unidad, sin oposiciones. De aquí salieron muchos grandes profesionales.

La tutorización y aprendizaje práctico por parte de oficiales y suboficiales experimentados de sus destinos y el aprendizaje práctico en el campo y en situaciones reales de combate eran fundamentales para terminar de adquirir las habilidades necesarias para ejercer como sargento.

En conclusión, la formación de los sargentos del Ejército de Tierra en España antes de 1974 se caracterizaba por su enfoque práctico, la promoción interna basada en el mérito y la experiencia, y la tutorización por parte de personal militar con más antigüedad y conocimiento. Este sistema de formación contribuyó a la capacitación de líderes militares competentes y comprometidos con su misión y responsabilidades en el seno de las Fuerzas Armadas españolas. Este empleo ya se había convertido en un pilar fundamental en la jerarquía militar española, destacándose por su liderazgo y experiencia en el desempeño de sus funciones.

La necesidad de un salto en el concepto de Suboficial

La historia de la AGBS (Academia General Básica de Suboficiales) se inició en 1974, aunque la idea y necesidad de crear una Academia para la formación de Suboficiales de manera más profesional estuvo en estudio desde años atrás.

Unos años antes de la promulgación de la Ley Villar en 1970 (Ley 14/1970, de 4 de agosto General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa), el Ejército ya estaba trabajando en una nueva forma de concebir a los suboficiales. En la década de los años sesenta, se formó una comisión interministerial que estudió este tema y cuyos resultados fueron revisados antes de la publicación de la Ley que la hizo realidad el 31 de mayo de 1974 en una Orden publicada en el Diario Oficial del Ejército (D.O. núm. 125) ubicándola en el Campamento General “Martín Alonso” en Tremp (Lérida).

En ese momento se culminó la realización del trabajo de años de algunos mandos del ET que habían trabajado de forma entusiasta en su organización y desarrollo impulsados por la idea casi idílica de dotar a los suboficiales de una personalidad propia y unas herramientas de conocimiento, preparación y espíritu adecuadas para cumplir sus funciones en un ejército mucho más tecnificado.

Aunque hubo dificultades al principio, la determinación prevaleció y "la Básica" inició su camino. A pesar de los primeros pasos vacilantes, su espíritu se mantuvo imperturbable y, sin mirar atrás, continuó con una inquebrantable convicción en sí misma y en el éxito seguro. Sin embargo, llegar a ese momento fue toda una odisea que involucró muchos años de arduo trabajo para lograr el cambio más profundo en la formación de los suboficiales en esos 500 años de existencia.

Es importante destacar que, gracias al esfuerzo colectivo y la visión a largo plazo, la Academia ha logrado consolidar su infraestructura y formar exitosamente a más de 25.000 sargentos.

Para ello la Academia también ha ido evolucionado a lo largo de los años, adaptándose a nuevas normativas y reformas, pero manteniendo siempre un alto estándar de enseñanza práctica y técnica. También ha sido reconocida por su contribución al entorno local, mediante eventos y ceremonias que han fortalecido su vínculo con la comunidad local.

Nota de agradecimiento a los que lo hicieron posible

Desde el punto de vista de los Suboficiales formados en la Básica queremos agradecer, tanto a los que lograron hacer realidad el proyecto de la AGBS, como todos los mandos y profesores, la ilusión y el trabajo dedicado para darnos la mejor enseñanza e inculcarnos los valores e ideales que debe tener un militar y, más concretamente, un suboficial.

Esta enseñanza no sólo nos ha hecho mejores a nosotros sino que ha sido decisiva para la instrucción de todos nuestros soldados y profesionales durante estos 50 años, ya que a su vez fueron formados principalmente por los suboficiales de la AGBS.

El campamento “General Martín Alonso”

Antes de continuar con la creación y evolución de la AGBS, hacemos un receso para hablar brevemente de la historia de la sede de la AGBS, el campamento “General Martín Alonso” en Lérida. El campamento había tenido antes varios usos:

  • En 1963 nació como Campamento de Reclutas.
  • En 1965 pasó a ser el Centro de Formación de Milicias Universitarias.
  • En 1973 se convierte en campamento de aspirantes para el ingreso en la Academia General de Oficiales.
  • En los primeros meses de 1974 siguió instruyendo aspirantes de la Academia de Oficiales, pero en mayo pasó, de forma definitiva a ser la cuna de los SUBOFICIALES de la AGBS.
La nueva clase de suboficiales de la AGBS

En el nuevo sistema los aspirantes a suboficiales, a formarse en la AGBS, tenían que:

  1. Prepararse la oposición.- Había que empaparse el temario completo de la oposición , el cual cubría todas las asignaturas del bachillerato (matemáticas, física, química, literatura, historia, filosofía, etc.)
  2. Presentarse.- El examen se hace en la AGBS en Talarn. Comienza con el examen médico, los que lo superan pasan a realizar las pruebas físicas. Los que no las superan se vuelven a casa. Los que si las superan pasan a hacer el examen de conocimientos y el psicotécnico que se realiza durante varias horas.
  3. Obtener plaza.- Sólo pasan los mejores, como en casi todas las oposiciones. Todos competíamos sin ventajas (militares y civiles) en igualdad de condiciones. En mi promoción se presentaron 14 aspitrantes por cada plaza. Inscritos más de 14.000 para unas 1.100 plazas).
  4. 1º curso de 10 meses interno.- Los que consiguen plaza en la oposición pasan a hacer este primer curso en la AGBS en Talarn. Allí nos encontrábamos cabos 1º de la Legión, los "paracas", o los guerrilleros con civiles que no habían visto un fusil en su vida. En este curso se instruye en los conocimientos y valores generales de los militares, al tiempo que se fortalece física y moralmente a los alumnos. Al terminar según la nota obtenida se opta a elegir arma o especialidad.
  5. En el 2º año especialidad.- Se realiza otro curso de 10 meses, pero ya cada uno en su arma o especialidad. Lógicamente este curso es para especializar al futuro suboficial en la función principal para la que quiere prepararse para relizar al terminar.
  6. 3º año, prácticas y cursos.- En el 3º año se realizan las prácticas como sargento eventual y cursos de mayor especialización. En cualquiera de los curso podías ser expulsado o ser obligado a repetirlo si no se alcanzaban los objetivos. Consecuentemente con esta mejor preparación base de los alumnos AGBS, en el 3º año los sargentos en prácticas pasaron a poder realizar el curso de piloto de helicópteros, algo que hasta entonces estaba reservado sólo para oficiales. También se realizaban otros cursos: Montaña, Operaciones Especiales, Carros de Combate, Artificiero, Educación Física, Paracaidismo, Misiles, Especialistas de Automoción o Helicópteros etc.

Al finalizar la formación llegaba el día en el que su Majestad el Rey te entregaba el anhelado Real Despacho como Sargento Efectivo de la AGBS. Entonces, sentías el orgullo de haber conseguido algo que te habías ganado con sacrificio durante tres largos años.

Al llegar a las unidades, al principio, a muchos militares les sorprendieron los nuevos sargentos AGBS, para bien en muchas cosas, pero en otras, no tanto. Por un lado nos veían más preparados, pero por otro como más "distantes" o "listillos". El trato era un poco diferente.

Una anécdota que puede dar un poco de perspectiva (sin generalizar) sobre el cambio de sistema fue un intercambio de opiniones entre un oficial, que había sido anteriormente Sgto.antes del nacimiento de la AGBS, y un Sgto. de la Básica (AGBS):

Fue durante una marcha con la unidad, el oficial relacionaba las cualidades positivas de los suboficiales de la AGBS: estaban mejor preparados tanto técnica como físicamente, conocían mejor sus deberes, eran más jóvenes y además conectaban mejor con la tropa, etc., pero que..él prefería a los suboficiales de antes de la AGBS.

La razón que daba era que estos sargentos habían sido elegidos por ellos para hacer el curso entre sus Cabos 1º, por ello siempre se mostraban "agradecidos", asi es que, por ejemplo, normalmente, daban las órdenes anticipándose a las de sus oficiales, para asi facilitarles la vida y el mando.

Sin embargo, los de la Básica, no solo no tenían tantas ganas de "agradar" al mando, si no que además, conocían demasiado bien sus derechos.

En ese momento, el Sgto. de la Básica, que había escuchado estoicamente la reflexión, y ya un poquito "irritado", le comentó con tranquilidad:

“Mi Tte. estoy completamente de acuerdo con su planteamiento y entiendo muy bien su punto de vista, pero creo que, para la eficacia del Ejército, que es lo verdaderamente importante, seguramente sea mejor y más útil un Sgto. joven y mejor preparado que otro más servil y agradecido a su Tte.”

Como efecto no deseado, el Tte. no volvió a dirigirse al Sgto., excepto para darle las órdenes oportunas, y este las dió cumplimiento con corrección y eficacia.

Había acabado la sumisión de agradecimiento y había nacido una Escala de Suboficiales con profesionales disciplinados, pero con personalidad y orgullo, sabedores de que nadie les había regalado nada. Se habían ganado sus galones.

Años después ese suboficial observó que, afortunadamente, lo que se esperaba de ellos había cambiado, ya no era agradecimiento, sino profesionalidad y compañerismo.

Eran y son, orgullosos mandos del Ejército y de su Escala de Suboficiales: la AGBS, "la Básica".