Si tienes algún documento o artículo que muestre la historia y presente de tu Unidad y la defina, estilo al que tenemos del Rgto. Canarias Nº 50 o similar, mándanoslo y lo ponemos aquí.

Han transcurrido 127 años de aquel hecho sucedido en tierras filipinas con la heroica supervivencia de unos hombres que sufrieron un asedio durante trescientos treinta y siete días dentro de una iglesia de El Baler. Esta es su pequeña historia, recuerdo para generaciones venideras.

En la isla de Luzón, en el Distrito Príncipe, se encontraba la pequeña población de Baler, un pueblecito situado en la bahía que llevaba su mismo nombre, a aproximadamente un kilómetro del océano Pacífico. La aldea contaba con un reducido grupo de casas y una iglesia. En ese lugar se ubicaba una pequeña guarnición española compuesta por un cabo y cuatro guardias civiles filipinos cuando iniciaron las hostilidades, lo que llevó a las autoridades españolas a enviar 50 soldados bajo el mando del teniente Mota, quien contaba tan solo con 18 años de edad. Durante los primeros ataques de los filipinos, esta fuerza sufrió fuertes bajas, y el propio teniente Mota optó por quitarse la vida de un disparo en la sien para evitar caer prisionero. Posteriormente, desde Manila se enviaron más refuerzos que llegaron en febrero de 1898, conformados por 54 soldados liderados por el capitán Enrique de las Morenas y los tenientes Martín Cerezo y Juan Alfonso Zayas. De las Morenas, a pesar de su experiencia militar, se encontraba enfermo y lamentablemente falleció cinco meses después a causa del beriberi. El teniente Juan Alonso Zayas, fotógrafo de profesión, se enlistó como soldado voluntario en 1888, sirviendo previamente en Cuba y luego en Filipinas, donde llegó a ser teniente. Destinado a Baler en 1898, también sucumbió al beriberi después de casi cuatro meses de asedio. Por otro lado, el teniente Saturnino Martín Cerezo, de origen campesino y nacido en Miajadas (Cáceres) en 1866, resultó gravemente herido en un costado el 13 de octubre en Baler. A pesar de sus heridas, continuó participando activamente en la defensa, curándose a sí mismo con hierbas y alimentos obtenidos en salidas fuera de la iglesia. En diciembre, enfermó de beriberi pero logró recuperarse gracias a su persistencia. El 20 de abril de 1899, empuñando una pistola, Martín Cerezo evitó un ataque enemigo que pretendía incendiar la iglesia.
1897 -PREÁMBULO

En la isla de Luzón, Distrito Príncipe, se encontraba la pequeña población de Baler, un pueblecito situado en la bahía del mismo nombre, a cerca de un kilómetro del Pacífico. La aldea contaba con un reducido grupo de casas y una iglesia. Cuando se reinicia la insurreción estaba defendida por una pequeña guarnición española (1 cabo y 4 guardias civiles filipinos), lo que llevó a las autoridades españolas a enviar 50 soldados bajo el mando del joven Tte. Mota, de 18 años.

Una noche en Oct. de 1897 los insurrectos filipinos, atacan por sorpresa al destacamento y lo destruyen, causan rápidamente numerosas bajas al destacamento y el propio Tte. Mota, para evitar ser hecho prisionero, opta por suicidarse de un disparo en la sien. Sobreviven sólo 13 Sdos. Tras lo cual, desde Manila se envia nuevos refuerzos con mandos más experimentados.


Feb-1898 -LLEGADA DEL DESTACAMENTO

Seis meses después, el 12 de febrero de 1898, a bordo del vapor "Compañía de Filipinas" llega el nuevo destacamento con la misión de recuperar y defender la zona. Al mando el Cap. de Inf. Enrique de Las Morenas y Fossi, nombrado a si vez Gobernador Civil de la provincia, y los 2º Tts. Juan Alonso Zayas y Saturnino Martín Cerezo con una fuerza de 46 hombres (3 cabos, 1 corneta y 42 cazadores) pertenecientes al Batallón de Cazadores nº, 2, así como el Tte. Médico Provisional Rogelio Vigil de Quiñones y Alfaro (con una enfermería móvil de diez camas) y el párroco Fray Cándido Gómez Carreño.

Jun-1898 - EMBOSCADA Y SITIO AL DESTACAMENTO

Tras su llegada EEUU declara la guerra a España y apoya a los insurrectos. Ante la situación de peligro inminente deciden fortificarse en la iglesia, que es el lugar más seguro de la zona por sus amchos y resistentes muros. Cuatro meses después, durante una patrulla rutinaria los hombres al mando del Tte. Cerezo caen en una emboscada con insurgentes filipinos, comandados por Teodorico Novicio Luna el 30 de junio de 1898. El destacamento al verse superado se refugia en la iglesia del pueblo que por su fuerte estructura es el refugio más seguro para hacerse fuerte. Allí almacenan los víveres y municiones y logran abrir un pozo para tener agua.

La tropa se negaba a consumir carne de carabao, especie de búfalo empleado como animal de arrastre y que proporcionaba carne y leche surgiendo actos de indisciplina y debido a la escasez de alimentos frescos y siendo la base de la alimentación el arroz descascarillado, de tipo "Pelay", autóctono de la zona, varios defensores sufrirían la enfermedad del beriberi (carencia de vitamina B1 y que afectaba al sistema nervioso y cardiovascular), desconociéndose que la cascarilla contenía la vitamina B1 que evitaría la enfermedad que tantas bajas ocasionaba.

Vigil de Quiñones hizo construir una pequeña huerta próxima a la iglesia, donde se plantaría pimientos, tomates y calabazas silvestres, pero no pudo evitar que a causa de la enfermedad fallecieran además de algunos soldados, el Capitán de las Morenas, el Capellán Fray Gómez Carreño y el Teniente Alonso Zayas. Todos fueron enterrados en la propia iglesia.

A la llegada de la Navidad, para aumentar la moral de los defensores, festejaron la Nochebuena con un improvisado concierto de villancicos y una "cena", a base de habichuelas picadas revueltas con arroz en manteca rancia, y como postre, un plato de calabazas endulzadas y café de puchero.

El catorce de enero de 1899, los filipinos solicitan parlamentar, el Teniente Martín Cerezo subiendo a la torre de la iglesia, observa un hombre portando bandera blanca, identificándose como el Capitán Miguel de Olmedo Calvo, afirmando traer noticias del Capitán General. Su deseo era entregar un documento personalmente al Capitán de las Morenas, pero Martín Cerezo no quiso dar a conocer el fallecimiento del jefe del Destacamento, respondiéndole que él le entregaría personalmente el documento, accediendo a ello el parlamentario.

El texto decía: "Habiéndose firmado el Tratado de Paz entre España y los EE.UU. y habiendo sido cedida la soberanía de estas Islas a la última nación citada, se servirá Ud. evacuar la plaza, trayéndose el armamento, municiones y las arcas del tesoro, ciñéndose a las instrucciones verbales que de mi orden le dará el Capitán de Infantería D. Miguel de Olmedo Calvo. Dios guarde a Ud. muchos años. Manila, 1 de febrero de 1899. Diego de los Ríos''.

Debido al estado psicológico en el que se encontraban, aquel texto produjo más desconfianza que esperanza pues figuraba la frase "las arcas del tesoro", o que el texto no llevaba la numeración oficial alguna que todo documento clasificado debe de llevar o la pregunta que le hizo el parlamentario, si era el Capitán de las Morenas el jefe del Destacamento afirmando que había sido compañero suyo en la Academia Militar. Estas dudas fueron comentadas con el médico, haciendo caso omiso del documento.

Después de siete meses de encierro, se intensificaba el agotamiento físico y moral desconociéndose el final de los defensores, comenzando a producirse las primeras deserciones, seis españoles y dos indígenas. Son detenidos y juzgados algunos defensores, el cabo Vicente González Toca y el soldado Antonio Menache Sánchez, antes de producirse la deserción, siendo juzgados de acuerdo con el Código de Justicia Militar, con la pena que correspondía a la cobardía o deserción ante el enemigo, el fusilamiento. Mientras continuaban los intentos de asalto de los filipinos con el empleo del cañón de 75 m/m que no produjo grandes daños por los gruesos muros de la iglesia.

Doscientos ochenta y dos días de sitio, los ataques eran cada vez más violentos intentando incluso incendiar la iglesia. Un cabo y diez soldados salieron a los exteriores de la iglesia, en busca de alimentos, consiguiendo requisar víveres frescos, al haberse agotado las últimas reservas, lo que permitió mejorar a los enfermos durante algunos días Un día, los sitiados oyeron disparos de cañón provenientes de un buque al Oeste de su posición pensando los defensores que llegaban refuerzos que permitieran levantar el asedio. Por la noche un potente reflector del buque recorría el terreno, buscando a los sitiados, mientras se oía fuego de fusilería sobre la arena de la playa.

El buque de guerra que había llegado a las cercanías de la playa era norte americano, el “Yorktown”, al establecerse la Paz de París entre España y los EE.UU, con la intención de rescatar a los españoles desembarcando una fuerza de infantes de marina en la playa, siendo emboscados por tagalos que se encontraban parapetados en la selva. El desastre fue tal que el oficial que los mandaba y quince marines fueron muertos, replegándose el resto de personal al navío.

Mientras se alejaba el buque, se hacía patente el desánimo entre los sitiados teniendo el Teniente Martín Cerezo que elevarles el ánimo para que no cayeran en el pánico. Desde ese momento los ataques tagalos fueron diarios con intención de agotar a los sitiados. Solo el hambre podría hacer que se rindieran, pero no por el ánimo que los defensores llevaban a cabo.

A finales del mes de mayo de 1899, el combate llegaba hasta las mismas paredes de la iglesia, siendo rechazados en una lucha cuerpo a cuerpo, dejando tras de sí el enemigo muertos y algunos heridos teniendo que retirarse a sus posiciones.

Pocos días después, un nuevo parlamentario llegaba hasta la iglesia, identificándose como el Teniente Coronel Aguilar Castañeda, perteneciente al Estado Mayor del General de los Ríos. Algunos detalles hicieron dudar a Martín Cerezo de la autenticidad del nuevo parlamentario: su raro uniforme, pocos documentos de acreditación e incluso el barco visible en la ensenada, que aseguraba era para repatriarlos, pensando que era un lanchón tagalo enmascarado como un barco real.

Sin poder acreditar los argumentos del Teniente Coronel Aguilar, aburrido, se retiraba sin antes decirle: "¡Pero hombre! ¿Qué tengo que hacer para que Ud. me crea, espera que venga el General Ríos en persona?" A ellos le contestó el Teniente: "Si viniera, entonces sí que obedecería las órdenes".

Martín Cerezo, al ojear los periódicos que le había dejado el Teniente Coronel Aguilar, encontró una noticia que le sorprendió. En ella decía que su amigo y compañero el Teniente Francisco Díaz Navarro pasaba destinado a Málaga a petición propia. Esta noticia se la había contado el propio Díaz Navarro. Según se expresaría el mismo Martín Cerezo, "Aquella noticia fue como un rayo de luz que lo iluminara de súbito".

Reunió a la tropa, relatándoles cuál era realmente la situación real proponiéndoles una capitulación honrosa, sin perder la dignidad y el honor depositado en ellos por España sin menoscabo del orgullo del uniforme. Los defensores respondieron que hiciera lo que mejor y ante el asombro de los atacantes, al toque de atención y llamada, izaron en lo alto de la iglesia la bandera blanca.

Hizo acto de presencia el jefe de las fuerzas sitiadoras, Teniente Coronel Simón Tersón, que escuchó a Martín Cerezo respondiéndole que formulase por escrito su propuesta rendición, indicándole que podrían salir conservando sus armas hasta el límite de su jurisdicción y que luego renunciarían a ellas.

El escrito que entregó el Teniente Martín Cerezo decía: "En Baler a 2 de junio de 1899, reunidos jefes y oficiales españoles y filipinos, transigieron en las siguientes condiciones:

  • Primera: Desde esta fecha quedan suspendidas las hostilidades por ambas partes.
  • Segunda: los sitiados deponen las armas, haciendo entrega de ellas al jefe de la columna sitiadora, como también de los equipos de guerra y demás efectos del gobierno español;
  • Tercera: La fuerza sitiada no queda como prisionera de guerra, siendo acompañada por las fuerzas republicanas a donde se encuentren fuerzas españoles o lugar seguro para poderse incorporar a ellas;
  • Cuarta: Respetar los intereses particulares sin causar ofensa a personas". Y así, se dio fin a 337 días de asedio en el "Sitio de Baler".
  • Una vez arriada la Bandera, el corneta tocó atención saliendo del reducto. Los Tenientes Martín Cerezo y Vigil de Quiñones enarbolando la Bandera Española encabezaban una formación de soldados de tres en fondo y con las armas sobre el hombro mientras le hacían pasillo los soldados filipinos que en posición de firmes, observaban asombrados e incrédulos aquella fuerza que había soportado tal asedio.

    Una vez repuestos del agotamiento y con la ayuda de los filipinos que cumplieron fielmente su compromiso, el Teniente Martín Cerezo y sus hombres viajaron a Manila, llegando a Manila el seis de julio de 1899.

    Al pasar por el cuartel general del Presidente filipino Emilio Aguinaldo, este les dio alojamiento y algunos obsequios pero lo que más agradeció el Teniente Cerezo, fue la entrega de un periódico en el que se publicaba el relato de la defensa de los españoles y el Decreto, en un artículo único, que decía:

    "Habiéndose hecho acreedora a la admiración del mundo de las fuerzas españolas que guarnecían el destacamento de Baler, por el valor, la constancia y heroísmo con que aquel puñado de hombres aislados y sin esperanza de auxilio alguno, han defendido su bandera por espacio de un año, realizando una epopeya tan gloriosa y tan propia del legendario valor de los hijos del Cid y de Pelayo; rindiendo culto a las virtudes militares e interpretando los sentimientos del ejército de esta República, que bizarramente les ha combatido; a propuesta de mi secretario de Guerra, y de acuerdo con mi Consejo de Gobierno, vengo en disponer lo siguiente:

    Los individuos de que se componen las expresadas fuerzas no serán considerados como prisioneros, sino por el contrario, como amigos; y en su consecuencia, se les proveerá, por la Capitanía General, de los pases necesarios para que puedan regresar a su paí. Dado en Tarlak a 30 de Junio de 1899.= El Presidente de la República, Emilio Aguinaldo.= El Secretario de Guerra, Ambrosio Flores".

    En Manila la comisión española los alojó en el Palacio de Santa Potenciana, antigua Capitanía General. En una de las recepciones, el Teniente Martín Cerezo recibió el saludo del Teniente Coronel Aguilar que en broma le dijo: "Y ahora, ¿me reconoce Ud.?". A lo que contestó el Teniente "Si, señor. Y más me hubiera valido haberlo hecho entonces".

    Por fin, el veintinueve de julio 1899 embarcaron en el vapor "Alicante" llegando a Barcelona el 1 de septiembre, siendo recibidos por las autoridades civiles y militares.

    Los llamados "Los últimos de Filipinas" lo componian un Teniente, un Teniente médico, dos Cabos, un corneta y veintiocho soldados. Así terminó la gesta, que cerraba el fin de un Imperio de cuatrocientos años de duración.

    Aunque el recibimiento fue efusivo, tuvo que soportar un interrogatorio por su actuación, durante el cual, la pregunta más repetida era:

    ¿Por qué no obedeció Ud. las órdenes de rendición que recibía por parte del Capitán General? A ello contestaba el oficial con un contundente: "Siempre creí que eran falsas y nunca pensé que el ejército español se rindiera".

    Con motivo de la visita que realizó el Teniente General Muñoz Grandes como Ministro del Ejército al Pentágono en 1954, el General Ridway, Jefe de Estado Mayor del Ejército, recordando el heroísmo de la guarnición de Baler dijo: "La resistencia de aquella guarnición inerme y destrozada, es un ejemplo admirable de la capacidad de heroísmo y de la fuerza, de las condiciones del soldado español". Añadiendo así mismo que recomendaba a sus oficiales la lectura de la hazaña como símbolo de un gran espíritu.

    Todos los componentes de esta fuerza fueron distinguidos con recompensas, ascensos y pensiones vitalicias destacando por Resolución de la Reina Regente de la concesión de la Cruz de Segunda Clase de la Real y Militar Orden de San Fernando al Capitán D. Enrique de Las Morenas y Fossi por Real Orden de 5 de marzo de 1901 (Diario Oficial del Ministerio de la Guerra núm. 51) y al Teniente D. Saturnino Martin Cerezo por Real Orden de 11 de julio de 1901 (Diario Oficial del Ministerio de la Guerra núm. 150) y la concesión de la Cruz de Plata del Merito Militar con distintivo Rojo por Real Orden de 28 de septiembre de 1899 (Diario Oficial del Ministerio de la Guerra núm. 215) a todos los supervivientes.

    Esta es la Historia de un grupo de hombres que dejaron en al alto el pabellón del Ejercito Español, una mas a lo largo de los Siglos.

    Santos Patronos de las Fuerzas Armadas de España El Milagro de Empel: así llegó la Inmaculada Concepción a erigirse en patrona de España Así es como Santiago, el 'Hijo del Trueno', se convirtió en el santo patrón de España Las Fuerzas Armadas tienen diversos Santos Patronos en función de cada ejército o especialidad, igual que los han tenido históricamente los distintos gremios de la sociedad civil. Lo mismo que ocurre en la sociedad española, que sigue celebrando días festivos relacionados con sus raíces católicas, en nuestros Ejércitos se celebran las festividades de esos Santos Patronos en los siguientes días: ENERO DIA 31: San Juan Bosco. Patrón del Cuerpo de Especialistas desde el 24 de enero de 2000. ABRIL DIA 13: San Hermenegildo. Patrón de la Real Hermandad de Veteranos de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil. Este santo da nombre a la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, una condecoración establecida en 1814 y reservada al personal militar, en recompensa a "su constancia e intachable conducta en el servicio". 26 de abril: Nuestra Señora del Buen Consejo. Es la Patrona del Cuerpo Militar de Intervención, encuadrado en lo Cuerpos Comunes de las Fuerzas Armadas. Este Patronazgo se oficializó el 11 de mayo de 1998 mediante un Decreto de la Santa Sede. MAYO DIA 30: San Fernando. Patrón del Cuerpo General de las Armas (formado por Infantería, Caballería, Artillería e Ingenieros). También de las Especialistas de Ingenieros y Transmisiones y del Cuerpo de Ingenieros Politécnicos. JUNIO DIA 23: Ntra. Sª de los Ángeles. De las FAMET (Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra), oficializado el 8 de enero de 1999 por un decreto de la Santa Sede. 27 de junio: Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Es la Patrona del Cuerpo Militar de Sanidad, encuadrado en los Cuerpos Comunes de las Fuerzas Armadas, y de la especialidad de Apoyo Sanitario del Ejército de Tierra. Este patronazgo fue establecido el 28 de Julio de 1926. JULIO DIA 10: San Cristóbal: Patrón de Automovilismo, y de la Agrupación de Transporte, que tiene su base en el Acto. San Cristóbal de Canillejas, en Madrid. DIA 25: Santiago Apóstol. Patrón de la Caballería. Estableció el 20 de julio de 1846, confirmado el 20 de julio de 1892. El vínculo del Apóstol con la caballería tiene origen medieval, a la Batalla de Clavijo (año 844), en el que según la leyenda, cuando el Apóstol se apareció en un corcel blanco en ayuda de las tropas cristianas del Rey Ramiro I de Asturias contra el ejército musulmán de Abderramán II. OCTUBRE DIA 07: Ntra. Sª del Rosario. Patrona de la Unidad Militar de Emergencias. El motivo es que esta unidad fué creada el día de su festividad, en 2005. El patronazgo se oficializado el 10 de febrero de 2009. DIA 15: Santa Teresa de Jesús. Es la Patrona del Cuerpo de Intendencia del Ejército de Tierra. Este patronazgo tiene su origen en la creación de ese cuerpo en 1915. La desaparecida Academia de Intendencia tenía su sede en Ávila. NOVIEMBRE DIA 22: Santa Cecilia. Patrona de los Músicos Militares desde 1594, cuando el Papa Gregorio XIII nombró a Santa Cecilia Patrona de la música. DICIEMBRE DIA 04.- Santa Bárbara. Patrona de la Artillería, Especialidades de Armamento, Mecánica y Química del Cuerpo de Ingenieros Politécnicos. Muy antiguo iniciado en 1406 y o oficializado en 1518 en el reinado de Carlos I. DIA 08: Inmaculada Concepción. Patrona de Infantería, Cuerpo Jurídico Militar y Capellanes castrenses. De los más populares porque también es la Patrona de España. El origen se remonta a la Batalla de Empel (Holanda) en 1585, los soldados españoles encontraron una tabla oculta con la imagen de la Inmaculada, pocas horas después ocurrió un milagro que les dio la victoria sobre los flamencos. Los infantes se encontraban rodeados de agua y por las tropas flamencas, cuando en la noche anterior al ataque final sopló un frío intenso que congeló el agua que les rodeaba y lograron sorprender y derrotar a los sitiadores. El patronazgo fue oficializado el 12 de noviembre de 1892 por la Reina Regente María Cristina..

    UNA VIDA ENTREGADA A LA SANIDAD


    INICIOS

    No hay mayor homenaje que la historia pueda realizar sobre una figura de la Sanidad militar que el que se le rindió al Médico D. Mariano Gómez Ulla, el poner su nombre al Hospital Central de la Defensa en Madrid.

    D. Mariano Gómez Ulla nació el 6 de noviembre de 1877 en Santiago de Compostela y falleció en Madrid el 24 de noviembre de 1945 a los 68 años. Fue el cuarto de 8 hermanos y tanto él, como su hermano Ramón, estudiaron Medicina, mientras que otro de sus hermanos, Alejandro, se dedicó a la Farmacia.

    Inició sus estudios de medicina en la facultad de Fonseca de la Universidad de Santiago, obteniendo el título en 1897, destacando siempre por sus altas calificaciones.


    ENTRADA EN EL EJÉRCITO (1900)

    Mientras preparaba su doctorado, se presentó a las oposiciones para el Cuerpo de Sanidad Militar, obteniendo el primer puesto e ingresando en la Academia de Sanidad Militar. Salió de la academia el 30 de junio de 1900 con el empleo de 2º Teniente Médico, siendo destinado a la guardia del Hospital de Zaragoza y a la 3ª sección de la 3ª compañía de la Brigada Sanitaria, donde permaneció hasta su ascenso a Capitán Médico 1º en 1905.


    DOCTORADO (1909)

    Compaginando su carrera militar con sus estudios, alcanzó el Doctorado el 31 de mayo de 1909, con su tesis doctoral titulada “La desinfección en el Ejército”, obteniendo una calificación de sobresaliente.


    ACONTECIMIENTOS BÉLICOS (1909)

    Ante los acontecimientos bélicos en el Protectorado, marchó a Melilla como responsable de la Ambulancia montada perteneciente a la 1ª División expedicionaria mandada por el General Orozco. Su tarea consistía en la evacuación de heridos y enfermos, demostrando su valor en multitud de operaciones, incluyendo la ocupación de Tahuima, Nador y Zeluan.


    VUELTA A MADRID (1911)

    Tras 2 años de destacamento, en 1911 regresó a Madrid, siendo destinado al Hospital Militar de Carabanchel como ayudante de clínica. El hospital se encontraba en un estado lamentable de abandono, con enfermos incurables, falta de personal y medios. Dedicó sus esfuerzos a su organización, solicitando para ello la cooperación de las Hijas de la Caridad.


    PERFECCIONAMIENTO MÉDICO (1912)

    El doctor Gómez Ulla deseaba perfeccionar sus conocimientos médicos y, en 1912, visitó los centros más avanzados en materia médica en las ciudades de París, Berlín y Roma. Allí estudió las últimas técnicas quirúrgicas, especialmente la cirugía de guerra.


    I GUERRA MUNDIAL (1914)

    A su regreso de la comisión y con el inicio de la Primera Guerra Mundial, fue requerido por el embajador de España en Berlín a petición del Káiser Guillermo II y el rey de España. Su misión consistía en conocer la organización y funcionamiento de los campos de concentración de oficiales alemanes prisioneros en Francia. Gómez Ulla permaneció agregado hasta el final de la contienda, estudiando los frentes de Francia y Bélgica. Durante este tiempo, ascendió al rango de Médico Mayor, empleo posteriormente denominado Comandante Médico por la Ley del 29 de junio de 1918.

    Tras finalizar su misión, se incorporó nuevamente al Hospital Militar de Madrid-Carabanchel, donde fue nombrado profesor de Medicina de Guerra en la Academia de Sanidad Militar.


    DESASTRE DE ANNUAL (1921)

    En 1921, mientras se encontraba en Berlín, ocurrió el Desastre de Annual. Gómez Ulla solicitó su traslado a la zona de combate y allí inauguró hospitales transportables a lomos de mulos, que más tarde se conocieron como los “Hospitales Gómez Ulla”. Estos hospitales permitían la asistencia inmediata en primera línea, reduciendo así la mortalidad de los combatientes.


    DESEMBARCO DE ALHUCEMAS (1925)

    Tiempo más tarde, se produciría el hecho más relevante de esta contienda: el desembarco de Alhucemas el día 8 de septiembre de 1925. Al doctor Gómez Ulla se le encomendó el mando de todos los servicios quirúrgicos y sanitarios, así como la coordinación de la evacuación de heridos desde los hospitales de campaña a los barcos-hospitales y su posterior traslado a la península ibérica.

    Para llevar a cabo esta tarea, se habilitaron tres buques de la compañía Trasmediterránea como buques hospital: los vapores “Villarreal”, “Barceló” y “Andalucía”.

    • El vapor “Villareal”, bajo el mando del capitán José Espejo Jaén, estaba adscrito a la Flotilla Nº 3 de la Fuerza de Transporte de la columna Fernández Pérez y contaba con 330 camas.
    • El vapor “Barceló”, que ya era buque hospital desde el 17 de enero de 1922, disponía de quirófano, enfermería especial para infecciosos y un departamento para pacientes con trastornos mentales. Su capacidad era también de 330 camas. El capitán José Oller Taroncher estaba al mando de este buque, adscrito a la Flotilla Nº 6 de la Fuerza de Transporte de la Brigada Saro. En este vapor viajaba la duquesa de la Victoria, quien simultaneaba su trabajo entre los tres buques-hospital, inspeccionando los servicios a cargo de la Cruz Roja. Además, el doctor Gómez Ulla, Inspector de los Servicios Sanitarios de los buques-hospitales, también viajaba en este mismo buque.
    • El vapor “Andalucía”, bajo el mando del Cap. Juan Estela Abraham, formaba parte de la Flotilla Nº 6 de la Fuerza de Transporte de la Brigada Saro. Se instaló un equipo quirúrgico al mando del Cte. Médico Aguilera, compuesto por los doctores Fernández Lozano, Cerezo, Abengoa y Revenga, así como los practicantes Rocamora y Gisbert. Además, varias religiosas de las Hermanas de la Caridad brindaron asistencia. El buque estaba habilitado para 214 enfermos, pero esta capacidad se aumentó a 330 camas para el desembarco. Durante esta campaña, el buque trasladaría a 3.300 heridos.
    • En los buques “Villareal” y “Andalucía”, se instalaron dos salas de operaciones, una en la proa y otra en la popa. Los heridos en camilla llegaban al costado del buque, y al abrir la escotilla, una grúa izaba la camilla y la bajaba a la sala, donde se atendía a los heridos.
    • El servicio sanitario estaba compuesto por un Cte. Médico, un Cap. Médico, un Equipo Quirúrgico, doce soldados sanitarios y personal de enfermeros.
    • Los buques hospitales evacuarían hacia Ceuta, Melilla, Almería o Málaga, realizando estas operaciones durante la noche. Si fuera necesario, se emplearía otro buque. Los legionarios y los Regulares serían evacuados a su territorio correspondiente.
    • Se daban instrucciones generales para el servicio sanitario durante el desembarco. Los hospitales, con capacidad para 300 camas y un quirófano, debían ir al completo de personal, material de cura y víveres para 15 días de atención a pacientes. Cada columna, junto con su hospital de campaña, llevaría un equipo quirúrgico procedente de Ceuta y Melilla. Los equipos de los buques hospitales y Alhucemas se originarían en la península.
    • Los servicios de higiene, bajo el mando de un Cte. Médico Jefe de Laboratorio, se dedicarían a la potabilización de las aguas, la construcción de letrinas y la inhumación de los cadáveres. Posteriormente, se encargarían de la desparasitación de los combatientes.
    • El Servicio Sanitario de Emergencia se complementaba con dos hidroaviones Dornier, que evacuarían casos muy graves a los hospitales de Cádiz, Málaga y Madrid, además de Ceuta y Melilla. Este sistema estaba organizado por el Médico Jefe de la Sanidad Militar, don Mariano Gómez Ulla, quien clasificaba la gravedad de las heridas para determinar si debían ser evacuadas en cada medio disponible o llevadas al hospital pertinente.
    • Las barcazas de desembarco K, ubicadas en las Columnas Franco (K-8 y K-16) y Martin (K-4 y K-19) de la Brigada Saro, además de su tripulación, contaban con un Equipo Médico de Emergencia compuesto por un enfermero y seis soldados de apoyo, además del correspondiente material sanitario.
    • También organizó “grupos quirúrgicos de campaña”, una verdadera ambulancia medicalizada capaz de realizar operaciones quirúrgicas cerca del frente y un sistema de triaje inspirado en el utilizado por el ejército francés en la primera guerra mundial.

    ASCENSO A TENIENTE CORONEL (1972)

    En abril de 1927 fué ascendido a Teniente Coronel. La experiencia adquirida en la Primera Guerra Mundial y en la campaña de Marruecos convirtió a Gómez Ulla en una figura quirúrgica de referencia, practicando toda clase de cirugía, a excepción de la cardíaca.

    La Orden de La Legión del día 23 de junio de 1927 dada en Ceuta se publicaba un telegrama enviado por Gomez Ulla a Millán Astray:

  • El eminente Teniente Coronel de Sanidad D. Mariano Gómez Ulla, fundador y Jefe de los Equipos Quirúrgicos a los que el Ejército entero debemos eterna gratitud por sus heroísmos, por sus sacrificios, por sus trabajos y entusiasmo, me envía el siguiente telegrama que se publica en la Orden de la Legión para conocimiento y satisfacción de todos y para que en todos los lugares en donde estén los legionarios se haga una manifestación de cariño a nuestros hermanos los Médicos de Sanidad Militar como justo homenaje a sus desvelos y sacrificios por todos:
  • Ruégote que al despedirte de tus legionarios abraces en nombre de los cirujanos militares al más veces herido y le digas que con el mismo cariño y con el mismo mimo que te hemos curado a ti curaremos siempre a tus legionarios.
  • ¡Viva España! ¡Viva el Rey! ¡Viva la Legión!

    Te quiere y te admira. Gómez Ulla.


    VICEPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD DE CIRUGÍA DE MADRID (1931)

    En 1931 fue nombrado vicepresidente de la Sociedad de Cirugía de Madrid, alcanzando después la presidencia de la misma. Los últimos años de la Segunda República trajeron todo tipo de reconocimientos y condecoraciones; así, en octubre de 1935, el presidente de la República, Aniceto Alcalá Zamora, a propuesta del ministro de la Guerra, José María Gil Robles, concedió a Gómez Ulla la Gran Cruz de la Orden del Mérito Militar con distintivo blanco, recompensa solo reservada al empleo de general.


    JEFE DE LOS SERVICIOS DE CIRUGÍA DEL EJÉRCITO EN MADRID (1935)

    Fue nombrado jefe de los Servicios de Cirugía del Ejército en 1935 por orden de 23 de diciembre de 1935 (D.O. núm. 298 de 28 de diciembre.


    INICIO GUERRA CIVIL ESPAÑOLA (1936)

    El inicio de la Guerra Civil sorprendió a Gómez Ulla en zona roja, donde continuaba su labor profesional como cirujano en el hospital de Carabanchel.


    ENCARCELADO Y CONDENADO A MUERTE (1938)

    Más tarde, los enfermos fueron trasladados al hotel Palace donde continuaría su labor de cirujano hasta que fue detenido y encarcelado el 4 de febrero de 1938 por su ideal monárquico, siendo condenado a muerte tras un juicio sumarísimo.

    Por intercesión de la Cruz Roja Internacional, el gobierno francés y organismos académicos franceses, le salvaron la vida, ya que fue intercambiado el día 24 de noviembre por otro prisionero médico republicano, el doctor Vago. Al no contar con la confianza del Gobierno Republicano y el Ejército Popular fue sustituido por médicos de las Brigadas Internacionales y los afectos a la República, puesto que faltaban profesionales sanitarios que se pasaban a las filas del Ejército Nacional.


    GENERAL DE DIVISIÓN E INSPECTOR GENERAL DE SANIDAD (1942)

    Al finalizar la guerra volvió a Madrid, siendo ascendido a general. En los últimos meses de 1939 se acordó por unanimidad designarle académico. En 1942, el ministro de la Gobernación le ofreció el cargo de presidente del Consejo General de los Colegios Médicos de España y en 1943 ascendió a general de división, siendo nombrado inspector general de la Sanidad Militar Española.



    EPÍLOGO
  • El Doctor Gómez Ulla fue un médico y militar muy destacado por aunar de forma brillante la labor organizativa y quirúrgica, lo que le llevó a ser homenajeado por la sociedad civil y el Ejército y condecorado por la Monarquía, la Dictadura de Primo de Rivera, la II República y el Régimen de Franco.
  • Destacaría a lo largo de su vida en la dirección y creación del Equipo Quirúrgico del Ayuntamiento de Madrid, primer cirujano del Hospital Central Militar, que posteriormente llevaría su nombre.
  • Asistió a las principales etapas de las campañas africanas del ejército organizando hospitales de sangre, una labor quirúrgica que permitió salvar la vida de gran número de combatientes.
  • Nombrado Inspector Médico y jefe superior de la Sanidad Militar en 1940, presidente del Consejo General de Colegios Médicos de España en 1942, reorganiza los servicios sanitarios de la División Azul a propuesta del General Jefe D. Agustín Muñoz Grandes, nombrado Inspector General de Sanidad del Ejército en 1943 en su ascenso al empleo de general de División, fundador de la Sociedad de Cirujanos de Madrid, colaboración con la Sociedad Médico- Quirúrgica, representando a España en reuniones y congresos internacionales entre otras.
  • Ocuparía la silla núm. 24 de la Real Academia Nacional de Medicina por fallecimiento del bacteriólogo e higienista, doctor D. Manuel Martin Salazar, leyendo en su ingreso el discurso La cirugía en guerra, tratado de la cirugía a través de los tiempos.
  • Pasaría a la situación de reserva al cumplir la edad reglamentaria, falleciendo a los 18 de su pase en Madrid el 24 de noviembre de 1945.
  • En homenaje a su vida entregada para y por la Sanidad Militar, se propone al jefe del Estado por parte del Gobierno se dé su nombre al Hospital Militar de Madrid, pasando a llamarse “Hospital Militar Gómez Ulla” y finalmente Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla.
  • El Gobierno ha aprobado el cambio de denominación oficial del Hospital Gómez Ulla, para que pase a llamarse “Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla, Centro Sanitario de Vida y Esperanza”’, como recoge el Boletín Oficial de la Defensa de 4 de enero de 2022 al conmemorarse su 125 aniversario de servicio que «ha contribuido muy eficazmente no solo a salvar un gran número de vidas, sino también a aumentar la esperanza de muchos enfermos y de sus familias en su curación y en la preservación de la calidad de su salud».
  • Actualmente el Ministerio de Defensa colabora actualmente a través del Hospital Central de la Defensa «Gómez Ulla» en la asistencia sanitaria al Sistema Sanitario Público de la Comunidad de Madrid.
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